La cocina sueca y sus sabores

Kotbullar, cocina sueca

Hay cocinas mas famosas y sabrosas que otras y eso es una verdad universal. Todos sabemos que la gastronomía francesa es estupenda, que la italiana y la española son sabrosas y variadas y que las orientales huelen a mil especias. Pero las cocinas del norte de Europa no son tan populares y tampoco gozan de tan buena fama.

¿Es merecido este olvido? Pues sí, porque hasta hace poco tiempo no decían mucho y seguramente debido al frío eran nutritivas y calóricas, pero muy sosas. Sin embargo, las cosas han cambiado y de un tiempo a esta parte la cocina sueca, por ejemplo, ha madurado y muchos chefs locales han sobresalido en el mundo gastronómico.

La cocina sueca se parece mucho a la de Noruega o Dinamarca. Se basa fundamentalmente en pescados y patatas y abundan los nabos y las coles. No suele haber platos con verduras frescas, por los largos inviernos, así que brillan el nabo, el pepino, el repollo y las patatas que llegaron aquí a fines del siglo XVIII.

También se come carne de ternera y de cerdo, lácteos, sopas, distintos embutidos, bacalao, salmón y mucho arenque. Por ejemplo, uno de los platos más clásicos de la cocina sueca es el köttbullar, unas albóndigas de carne bañadas en salsa o mermelada de arándanos rojos. Esta mermelada tiene mucha vitamina C y se usa desde siempre para conservar los alimentos en el invierno.

¿Qué beben los suecos? Mucha cerveza y café de filtro, un poco lavado para mi gusto. También beben aquavit, una bebida con alcohol que se sirve en copas pequeñas y punsch, un licor dulce que se bebe bien caliente o bien frío.

Si te sientas a beber un café seguro podrás acompañarlo con algunos pasteles o bollos tradicionales, panecillos que tienen canela o vainilla, azafrán, jengibre o pasta de almendras. Ninguno te va a defraudar, por suerte.

Foto: vía East Bay Express

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